Ante el evidente descalabro electoral que acecha a un PSOE desnortado, adalid a contracorriente en España del neoliberalismo rampante gracias a Solbes y Salgado -a todo el equipo económico del Gobierno, para qué señalar con el dedo- nombrados directamente (imagino que conociendo bien las consecuencias previsibles al depositar en ellos y su tendencia las llaves de la economía española) por Zapatero, cuestión ésta que va a salpicar inexorablemente la opción supuestamente regeneradora de Rubalcaba, la pregunta es a dónde han de ir a parar esos votos que abandonarán la bandería socialista.
Más cercano de lo que desearíamos el 20N, sin tiempo apenas para templar gaitas, parece que haya llegado el momento de una reflexión urgente que contribuya a clarificar las opciones que nos quedan a los ciudadanos de a pie ante esta cita electoral que circunvuela como ave de mal agüero nuestras cabezas. Las consecuencias de un vacío opcional en unas elecciones generales, pero especialmente en éstas por sus particulares circunstancias que las dotan de una trascendencia innegable, podrían abocarnos a una brutal travesía del desierto si el PP se hiciera con la mayoría absoluta -léase manos libres- para aplicar en todo el Estado (con la brutalidad, la arrogancia y la desvergonzada incontinencia que ya demuestran Aguirre, Cospedal y compañía) sus políticas de destrucción de lo público en beneficio del sector privado (léase capitalismo salvaje).
Con la excusa de anteriores despilfarros, en parte ciertos gracias a la manirrota administración de los socialistas en el Estado y las Autonomías a su cargo, pero en nada comparables, pese a ello, al aterrador volumen de la deuda privada de Bancos, Cajas, grandes empresas y corporaciones financieras -que son la auténtica carga de la deuda española-, veremos cómo aplican medidas económicas de restricción sin precedentes que afectarán a los parados y a los pensionistas en sus escasos ingresos, habrá que pagar dos veces la sanidad, cerrarán colegios y hospitales públicos, se acabará la financiación de libros u ordenadores para los estudiantes, de becas públicas para universitarios... Cualquier sector popular será pasto de esos "mercados internos" que no son otra cosa que la Banca bajo cualquier acepción. Con las manos libres, queridos, Rajoy va a ser (sin olvidar a sus aventajados discípulos de CiU), el rayo que no cesa, la tormenta perfecta, el huracán Irene y los cuatro jinetes del apocalipsis todo en uno. Y nosotros, el pueblo, cada vez más pobres, nuestra vida mucho peor y en la tele todas de romanos.
Esta es la que nos espera si no reaccionamos. Por eso mi opinión alarmada y urgente de hoy. Porque ante una situación de riesgo evidente de esta enorme envergadura, ni el pasotismo electoral de amplios sectores quincemayistas (justificado quizá, pero inútil a estos efectos y frente a tamaña amenaza), ni el doctrinarismo de IU, ni la curiosidad emergente de Equo, ni purismos nacionalistas de ningún género, tienen cabida en esta hora histórica ni la dispersión evidente de estas izquierdas servirá para nada. Bueno, sí que servirá para algo, como cualquiera que conozca el proceso electoral en España sabe de sobra: para entregar más escaños a los dos grandes partidos.
Ante el riego evidente que nos acecha, ante su trascendencia realmente histórica, ante el previsible descalabro de una Constitución que habrá precedido la nueva Legislatura con la rendición de la soberanía popular a las exigencias del BCE, FMI y de algunos estados europeos adalides de su Banca nacional, ante el peligro en que se encuentra, por todo ello, nuestro sistema democrático, es la hora de las decisiones generosas. La hora de olvidarse de las tácticas propias y sublimarlas en una sola, la hora de que todos los partidos de izquierda real se reúnan, sin excepción, para preguntarse a dónde van y a dónde envían al pueblo si se presentan separados. La hora, pero ya, de encontrar un programa mínimo conjunto que evite sectarismos y personalismos, que se apoye en las reivindicaciones del sector más profundamente movilizado de nuestra sociedad española -el movimiento del 15M y Democracia Real Ya, básicamente- con el fin de articular UNA SOLA Y ÚNICA ALTERNATIVA POR LA DEMOCRACIA que sea capaz de unificar el voto de todos los descontentos, que somos legión, con el sistema que nos ha conducido a esta situación.
Si no lo hacen yo, al menos, no se lo perdonaré nunca.
sábado, 3 de septiembre de 2011
miércoles, 10 de agosto de 2011
la apertura roteña
Introducción y dudas.
Tras las primeras oleadas, el movimiento popular del 15M empieza a padecer lo que podría denominarse su primera crisis de crecimiento. Desde aquel principio en que se definieron con claridad las líneas maestras de esta verdadera alternativa al sistema, hemos hecho tanto camino que parece mentira que el plazo para recorrerlo haya sido tan solo de treinta días, aunque sea algo reconocido que, en la Historia, los saltos cualitativos duran lo que un relámpago. Que eso ha sido el movimiento, un rotundo y cegador relámpago que ha alcanzado a iluminar, en un instante, el mundo de los oprimidos, que es lo mismo que decir el mundo entero.
Siempre quedó claro que buena parte de las esencias del movimiento de los indignados se definían "a la contra", mediante el rechazo tanto de los conceptos tradicionales de izquierda y derecha como de las organizaciones alineadas desde dichos conceptos: los partidos políticos y los sindicatos, básicamente. Ni somos ni seremos nunca un partido político, afirmamos entonces y lo seguimos recordando ahora a quienes nos escuchan. El desarrollo del sistema asambleario, al que hemos dotado de metodologías y formas nuevas que garantizan la exquisita horizontalidad en la toma de decisiones, nos ha enseñado que éste y no otro es el camino del nuevo tipo de democracia real por el que luchamos. Así hemos hecho las cosas y así han de seguir siendo. Esta es la fuerza real de los indignados del 15M.
El trabajo en comisiones ha resuelto en la práctica la necesaria delegación operativa del todo en las partes, aportando la agilidad necesaria para buscar y desarrollar perspectivas al conjunto desde la especialización de las tareas de cada uno, libremente asumidas, y siempre sometidas finalmente al consenso de todos. De la fortaleza de estas comisiones y de la cuidadosa puesta en común de sus avances para que aporten la quintaesencia de su trabajo a la asamblea sin separarse de ella ni segregar liderazgos inútiles y dañinos depende y dependerá sin duda la evolución de nuestro movimiento.
Así las cosas, hemos entrado en una segunda fase de nuestro movimiento en el que las acampadas han cedido terreno a intervenciones de otros géneros. Siendo cada asamblea soberana, como siempre hemos defendido y seguimos defendiendo, en cada lugar nos ocupamos de los objetivos que nos preocupan y que interpretamos preocupan también al conjunto de los ciudadanos de nuestro entorno. La acción de Barcelona para denunciar la impostura del Parlament votando unos "recortes" que no figuraban entre sus compromisos electorales, es decir engañando al pueblo que les puso en ese lugar, o las intervenciones de Madrid, Valencia y otras asambleas para frenar los infames deshaucios con los que los Bancos se cobran con beneficios las secuelas de la crisis que ellos mismos crearon, son buena prueba de esta afirmación. Han sido y son todas ellas acciones necesarias y positivas que demuestran al resto de los ciudadanos nuestro compromiso con la verdadera justicia y con la moral política que debe defenderse e imponerse frente a tantos vividores profesionales de la cosa pública pero..., ¿son suficientes?
Conviene ahora echarle una ojeada al conjunto de nuestro pueblo. Recientemente, un par de estudios de opinión sorprendían a todos situando, entre el conjunto de los ciudadanos españoles, el ámbito de simpatía y aprobación del 15M en una horquilla que abarcaba desde el sesentaytantos al ochentaytantos por ciento. Corregidme si me equivoco en el dato, pero lo que está claro es que la rebelión de los descontentos, el conjunto de nuestro movimiento 15M, recibe desde el resto de la población un reconocimiento y una aprobación generales que para sí los quisieran los políticos clásicos y los partidos al uso. Como se dijo en Madrid, ellos, esos millones de ojos que nos miran, son lo verdaderamente importante de nuestro movimiento (sin contar con que el resto del mundo también nos tiene bajo la lupa de su curiosidad y sus necesidades). ¿Comprende bien este pueblo simpatizante nuestras acciones puntuales? ¿Les parecen suficientes? ¿No espera nuestro pueblo más de nosotros?
Cierto que movilizaciones como la del 19J contra la firma del Pacto del Euro y por la Democracia Participativa, la Transparencia Política y la Reforma de la Ley Electoral, y las tantas que nos aguardan en el otoño caliente que vendrá sin duda, contribuyen y contribuirán a cambiar las cosas. Pero las preguntas del millón continúan siendo las mismas: ¿responden estas movilizaciones a todo lo que nuestro pueblo necesita de nuestro movimiento? ¿Les basta con las protestas o buscan en el 15M una solución a todo eso que denunciamos y con lo que se manifiestan de acuerdo? Otra reciente encuesta sitúa en el ámbito de personas que han participado activamente en el 15M de alguna manera a más de seis millones y medio de españolas/es. Por eso yo, al menos, sí percibo que nos miran, que han asumido que nuestras denuncias tienen base real y que son justas, que coinciden con el sentir general. Pero percibo también con mucha claridad que nos piden más, mucho más que algaradas y batallas puntuales. Algo que vaya más allá de las movilizaciones, por muy justas que les parezcan. Nos piden soluciones. Nos exigen respuestas.
Por otra parte, no soy capaz de imaginar hasta qué punto puede resultar cualquier poder político estatal sensible a nuestras movilizaciones, entendidas como elementos de presión popular susceptibles de provocar cambios y transformaciones positivas en las leyes o en sus actitudes. Las posibilidades de cambio de la sociedad que sufrimos por otra mejor, gracias a las concesiones del sistema, no aparecen en mi horizonte de lo posible. Sencillamente, no me las creo. Como tampoco encuentro la manera de creerme las palabras del viejo Hessel: "...confiemos en los que han sido regularmente elegidos y pidámosles que tengan plena conciencia de la indignación provocada y tomen medidas para satisfacer a los que sufren", sencillamente porque no las veo viables aquí y ahora. ¿Alguno se puede imaginar a Rajoy o Zapatero simplemente reconociendo en público que el concepto de la democracia que llevan aplicando más de treinta años no es el fetén e impoluto? ¿Alguien se cree a Rubalcaba mientras con una mano nos acaricia y con la otra nos reprime? ¿Alguien les ve a cualquiera de los tres asumiendo cariacontecidos los enormes errores de esa democracia suya que denunciamos y caminando después por la senda de "satisfacer a los que sufren"? ¿Qué tendría que pasar en España para conseguirlo? ¿Cuántas huelgas generales para que no aplicaran el Pacto del Euro o los que vendrán luego? ¿Cuantas movilizaciones de millones de ciudadanos para que cambien la Ley Electoral, o la del Patrimonio, acaben con el fraude fiscal, la impunidad de los especuladores financieros o bajen el IVA? Puede que seamos capaces de conseguirlo, podría ser inclusive que la gente saliera masivamente a la calle un día a través de nuestra movilización y ejemplo. Pero, y siento decirlo aunque es lo que pienso, ni en el mejor de estos escenarios posibles consigo imaginar siquiera a los gobernantes españoles tan presionados como para plantarle cara al sistema, negándose a aplicar las sibilinas imposiciones políticas del Banco Central Europeo, o las del FMI, o ni siquiera soslayando los rigores de las agencias privadas de riesgo para con la Deuda española. ¿Alguien podría convencerme de lo contrario?
la apertura roteña
Lamentaría si acaso la lectura de esta introducción repleta de dudas pudiera haber descorazonado a más de uno. No era mi intención, desde luego, al escribirlo. Antes bien, si me ha parecido necesario dar forma a estas ideas-marco arriba desarrolladas es, precisamente, porque creo que disponemos de una poderosa alternativa. De un arma de lucha definitiva que podría conseguir dar los primeros pasos reales para esa profunda transformación del entorno político/económico que sufrimos, desde el mismo corazón del sistema. La he llamado la apertura roteña, luego os contaré por qué. Paso ahora a describirla con pelos y señales, aunque permanezca abierta en canal a todo género de modificaciones puesto que se trata de una radical propuesta política dirigida a nuestras asambleas. En definitiva, no se trata ni de continuar exclusivamente con acciones en las calles, ni de convertirse en un partido político, sino de desarrollar una tercera vía paralela para avivar el combate y acercarnos aún más a nuestro pueblo. Al tema.
Aunque ni somos ni queremos ser un partido político, como antes dejé claro, me he preguntado qué es lo que nos impediría segregar una plataforma electoral ciudadana y presentarla a la generales del 20N. No solo no creo que haya nada que nos lo impida, sino que en mi opinión ésta sería la respuesta contundente que los ciudadanos nos están exigiendo y, a la vez, una propuesta arrasadora. No hablo para nada de cambiar el movimiento, ni de transformarlo en un partido "mejor que los otros", ni de renunciar a la naturaleza exclusivamente asamblearia del mismo, ni de olvidarse de la horizontalidad y la ausencia de protagonismo (todo ello claves irrenunciables del movimiento de los indignados del 15M), sino exclusivamente de dotarlo de un brazo circunstancial armado de razones al servicio, precisamente, de nuestro movimiento asambleario. No es mi idea, por tanto, modificar un ápice lo obtenido hasta ahora en cuanto a democracia directa, sino extender un palmo más allá el trabajo de las Comisiones segregando una especial con el objetivo de ofrecerles a los pueblos de España la alternativa política dentro del sistema que percibo echa de menos cuando nos mira. El cambio auténtico. La tormenta perfecta.
¿Quiénes y en qué condiciones? Naturalmente, no propongo un partido, ni una supraorganización al uso. Mi propuesta es que las asambleas se doten de una Comisión Electoral, sin poder alguno, con personas que acepten el compromiso público de presentarse a las elecciones generales con el fin único de alcanzar para el pueblo unos objetivos específicos. Algo así como una comisión de notables que no se presenten a las elecciones para gobernar el país, sino para cambiar sus leyes y disolverse luego como el azúcar en un café. Un grupo de mujeres y hombres buenos, honrados, fiables, comprometidos por escrito a cumplir a rajatabla con las condiciones que les señalen las asambleas y dispuestos a transformar a nuestra demanda la legalidad vigente, incluida la necesaria modificación de la Constitución si así se lo encomendamos. Un grupo selecto de personas honestas, independientes de corazón, con la vida resuelta y afán de servicio al pueblo, que renuncien a sus emolumentos y prerrogativas, hagan públicas sus finanzas y las de sus familias, no viajen en coches oficiales y se desplacen en bicicleta o utilicen trasportes colectivos, vuelen en clase turista y rechacen las escoltas. Un núcleo de ciudadanos expertos en su campo profesional, un elenco de notables intachables, preparados y dispuestos a poner sus conocimientos y su vida por un lapso de tiempo limitado al servicio auténtico de la colectividad pero, sobre todo, comprometidos con la idea de ser (y no poder ser otra cosa) instrumentos voluntarios del movimiento de los indignados del 15M. Su tarea: cambiar las leyes actuales por otras que permitan que la democracia vuelva a ser el gobierno del pueblo, romper en mil pedazos el bipartidismo y demostrar que cualquier cambio es posible si así lo decide el pueblo soberano. ¡Qué lección para el mundo!
Por concretar, y sin ánimo de proponer sino de iluminar con algunos ejemplos el posible contenido de mi propuesta, pienso en personas como José Luis Sampedro o tantxs otrxs, a este tipo de gente me refiero siempre que estuvieran, claro, dispuestos a esta gloriosa pero brutal entrega y sus fuerzas, edad y salud se lo permitieran. Ahí sería nada: por una parte, nuestro movimiento asambleario interviniendo, en plenitud, en la movilización de los indignados de España entera, extendiéndose, actuando y consolidando desde la base la democracia real en la que los ciudadanos deciden su propio destino..., y, por otra, de su mano y siempre en su mano, una alternativa electoral honesta y limpia, precisa y de duración limitada, una comisión de notables comprometidos dispuesta a hacer realidad las modificaciones legales que acerquen la triste España de hoy a la feliz España que queremos construir entre todos. ¿No os parece tan hermosos como posible?
Podría seguir horas desarrollando los más mínimos detalles de esta idea, pero prefiero hoy dejarlo aquí, una vez descargada la bomba y cebado su espoleta: el inquietante ¿qué hacer? no era cambiar nada, sino añadir una nueva línea de trabajo a las que estamos desarrollando y dotarnos a la vez de un arma aterradora para nuestros enemigos y repleta de esperanzas para nuestros pueblos, a la que llamé la apertura roteña porque, de alguna manera, me recordaba que, en el juego del ajedrez, solo con la apertura se define la partida y roteña porque la fui dando vueltas en la Villa de Rota que es mía desde hace unos años, charlando con otros miembros de su entusiasta asamblea y dándole forma en mi mente en la playa, mirando al mar y con las rodillas hundidas en el Atlántico, que me lo ha recomendado el médico.
Tras las primeras oleadas, el movimiento popular del 15M empieza a padecer lo que podría denominarse su primera crisis de crecimiento. Desde aquel principio en que se definieron con claridad las líneas maestras de esta verdadera alternativa al sistema, hemos hecho tanto camino que parece mentira que el plazo para recorrerlo haya sido tan solo de treinta días, aunque sea algo reconocido que, en la Historia, los saltos cualitativos duran lo que un relámpago. Que eso ha sido el movimiento, un rotundo y cegador relámpago que ha alcanzado a iluminar, en un instante, el mundo de los oprimidos, que es lo mismo que decir el mundo entero.
Siempre quedó claro que buena parte de las esencias del movimiento de los indignados se definían "a la contra", mediante el rechazo tanto de los conceptos tradicionales de izquierda y derecha como de las organizaciones alineadas desde dichos conceptos: los partidos políticos y los sindicatos, básicamente. Ni somos ni seremos nunca un partido político, afirmamos entonces y lo seguimos recordando ahora a quienes nos escuchan. El desarrollo del sistema asambleario, al que hemos dotado de metodologías y formas nuevas que garantizan la exquisita horizontalidad en la toma de decisiones, nos ha enseñado que éste y no otro es el camino del nuevo tipo de democracia real por el que luchamos. Así hemos hecho las cosas y así han de seguir siendo. Esta es la fuerza real de los indignados del 15M.
El trabajo en comisiones ha resuelto en la práctica la necesaria delegación operativa del todo en las partes, aportando la agilidad necesaria para buscar y desarrollar perspectivas al conjunto desde la especialización de las tareas de cada uno, libremente asumidas, y siempre sometidas finalmente al consenso de todos. De la fortaleza de estas comisiones y de la cuidadosa puesta en común de sus avances para que aporten la quintaesencia de su trabajo a la asamblea sin separarse de ella ni segregar liderazgos inútiles y dañinos depende y dependerá sin duda la evolución de nuestro movimiento.
Así las cosas, hemos entrado en una segunda fase de nuestro movimiento en el que las acampadas han cedido terreno a intervenciones de otros géneros. Siendo cada asamblea soberana, como siempre hemos defendido y seguimos defendiendo, en cada lugar nos ocupamos de los objetivos que nos preocupan y que interpretamos preocupan también al conjunto de los ciudadanos de nuestro entorno. La acción de Barcelona para denunciar la impostura del Parlament votando unos "recortes" que no figuraban entre sus compromisos electorales, es decir engañando al pueblo que les puso en ese lugar, o las intervenciones de Madrid, Valencia y otras asambleas para frenar los infames deshaucios con los que los Bancos se cobran con beneficios las secuelas de la crisis que ellos mismos crearon, son buena prueba de esta afirmación. Han sido y son todas ellas acciones necesarias y positivas que demuestran al resto de los ciudadanos nuestro compromiso con la verdadera justicia y con la moral política que debe defenderse e imponerse frente a tantos vividores profesionales de la cosa pública pero..., ¿son suficientes?
Conviene ahora echarle una ojeada al conjunto de nuestro pueblo. Recientemente, un par de estudios de opinión sorprendían a todos situando, entre el conjunto de los ciudadanos españoles, el ámbito de simpatía y aprobación del 15M en una horquilla que abarcaba desde el sesentaytantos al ochentaytantos por ciento. Corregidme si me equivoco en el dato, pero lo que está claro es que la rebelión de los descontentos, el conjunto de nuestro movimiento 15M, recibe desde el resto de la población un reconocimiento y una aprobación generales que para sí los quisieran los políticos clásicos y los partidos al uso. Como se dijo en Madrid, ellos, esos millones de ojos que nos miran, son lo verdaderamente importante de nuestro movimiento (sin contar con que el resto del mundo también nos tiene bajo la lupa de su curiosidad y sus necesidades). ¿Comprende bien este pueblo simpatizante nuestras acciones puntuales? ¿Les parecen suficientes? ¿No espera nuestro pueblo más de nosotros?
Cierto que movilizaciones como la del 19J contra la firma del Pacto del Euro y por la Democracia Participativa, la Transparencia Política y la Reforma de la Ley Electoral, y las tantas que nos aguardan en el otoño caliente que vendrá sin duda, contribuyen y contribuirán a cambiar las cosas. Pero las preguntas del millón continúan siendo las mismas: ¿responden estas movilizaciones a todo lo que nuestro pueblo necesita de nuestro movimiento? ¿Les basta con las protestas o buscan en el 15M una solución a todo eso que denunciamos y con lo que se manifiestan de acuerdo? Otra reciente encuesta sitúa en el ámbito de personas que han participado activamente en el 15M de alguna manera a más de seis millones y medio de españolas/es. Por eso yo, al menos, sí percibo que nos miran, que han asumido que nuestras denuncias tienen base real y que son justas, que coinciden con el sentir general. Pero percibo también con mucha claridad que nos piden más, mucho más que algaradas y batallas puntuales. Algo que vaya más allá de las movilizaciones, por muy justas que les parezcan. Nos piden soluciones. Nos exigen respuestas.
Por otra parte, no soy capaz de imaginar hasta qué punto puede resultar cualquier poder político estatal sensible a nuestras movilizaciones, entendidas como elementos de presión popular susceptibles de provocar cambios y transformaciones positivas en las leyes o en sus actitudes. Las posibilidades de cambio de la sociedad que sufrimos por otra mejor, gracias a las concesiones del sistema, no aparecen en mi horizonte de lo posible. Sencillamente, no me las creo. Como tampoco encuentro la manera de creerme las palabras del viejo Hessel: "...confiemos en los que han sido regularmente elegidos y pidámosles que tengan plena conciencia de la indignación provocada y tomen medidas para satisfacer a los que sufren", sencillamente porque no las veo viables aquí y ahora. ¿Alguno se puede imaginar a Rajoy o Zapatero simplemente reconociendo en público que el concepto de la democracia que llevan aplicando más de treinta años no es el fetén e impoluto? ¿Alguien se cree a Rubalcaba mientras con una mano nos acaricia y con la otra nos reprime? ¿Alguien les ve a cualquiera de los tres asumiendo cariacontecidos los enormes errores de esa democracia suya que denunciamos y caminando después por la senda de "satisfacer a los que sufren"? ¿Qué tendría que pasar en España para conseguirlo? ¿Cuántas huelgas generales para que no aplicaran el Pacto del Euro o los que vendrán luego? ¿Cuantas movilizaciones de millones de ciudadanos para que cambien la Ley Electoral, o la del Patrimonio, acaben con el fraude fiscal, la impunidad de los especuladores financieros o bajen el IVA? Puede que seamos capaces de conseguirlo, podría ser inclusive que la gente saliera masivamente a la calle un día a través de nuestra movilización y ejemplo. Pero, y siento decirlo aunque es lo que pienso, ni en el mejor de estos escenarios posibles consigo imaginar siquiera a los gobernantes españoles tan presionados como para plantarle cara al sistema, negándose a aplicar las sibilinas imposiciones políticas del Banco Central Europeo, o las del FMI, o ni siquiera soslayando los rigores de las agencias privadas de riesgo para con la Deuda española. ¿Alguien podría convencerme de lo contrario?
la apertura roteña
Lamentaría si acaso la lectura de esta introducción repleta de dudas pudiera haber descorazonado a más de uno. No era mi intención, desde luego, al escribirlo. Antes bien, si me ha parecido necesario dar forma a estas ideas-marco arriba desarrolladas es, precisamente, porque creo que disponemos de una poderosa alternativa. De un arma de lucha definitiva que podría conseguir dar los primeros pasos reales para esa profunda transformación del entorno político/económico que sufrimos, desde el mismo corazón del sistema. La he llamado la apertura roteña, luego os contaré por qué. Paso ahora a describirla con pelos y señales, aunque permanezca abierta en canal a todo género de modificaciones puesto que se trata de una radical propuesta política dirigida a nuestras asambleas. En definitiva, no se trata ni de continuar exclusivamente con acciones en las calles, ni de convertirse en un partido político, sino de desarrollar una tercera vía paralela para avivar el combate y acercarnos aún más a nuestro pueblo. Al tema.
Aunque ni somos ni queremos ser un partido político, como antes dejé claro, me he preguntado qué es lo que nos impediría segregar una plataforma electoral ciudadana y presentarla a la generales del 20N. No solo no creo que haya nada que nos lo impida, sino que en mi opinión ésta sería la respuesta contundente que los ciudadanos nos están exigiendo y, a la vez, una propuesta arrasadora. No hablo para nada de cambiar el movimiento, ni de transformarlo en un partido "mejor que los otros", ni de renunciar a la naturaleza exclusivamente asamblearia del mismo, ni de olvidarse de la horizontalidad y la ausencia de protagonismo (todo ello claves irrenunciables del movimiento de los indignados del 15M), sino exclusivamente de dotarlo de un brazo circunstancial armado de razones al servicio, precisamente, de nuestro movimiento asambleario. No es mi idea, por tanto, modificar un ápice lo obtenido hasta ahora en cuanto a democracia directa, sino extender un palmo más allá el trabajo de las Comisiones segregando una especial con el objetivo de ofrecerles a los pueblos de España la alternativa política dentro del sistema que percibo echa de menos cuando nos mira. El cambio auténtico. La tormenta perfecta.
¿Quiénes y en qué condiciones? Naturalmente, no propongo un partido, ni una supraorganización al uso. Mi propuesta es que las asambleas se doten de una Comisión Electoral, sin poder alguno, con personas que acepten el compromiso público de presentarse a las elecciones generales con el fin único de alcanzar para el pueblo unos objetivos específicos. Algo así como una comisión de notables que no se presenten a las elecciones para gobernar el país, sino para cambiar sus leyes y disolverse luego como el azúcar en un café. Un grupo de mujeres y hombres buenos, honrados, fiables, comprometidos por escrito a cumplir a rajatabla con las condiciones que les señalen las asambleas y dispuestos a transformar a nuestra demanda la legalidad vigente, incluida la necesaria modificación de la Constitución si así se lo encomendamos. Un grupo selecto de personas honestas, independientes de corazón, con la vida resuelta y afán de servicio al pueblo, que renuncien a sus emolumentos y prerrogativas, hagan públicas sus finanzas y las de sus familias, no viajen en coches oficiales y se desplacen en bicicleta o utilicen trasportes colectivos, vuelen en clase turista y rechacen las escoltas. Un núcleo de ciudadanos expertos en su campo profesional, un elenco de notables intachables, preparados y dispuestos a poner sus conocimientos y su vida por un lapso de tiempo limitado al servicio auténtico de la colectividad pero, sobre todo, comprometidos con la idea de ser (y no poder ser otra cosa) instrumentos voluntarios del movimiento de los indignados del 15M. Su tarea: cambiar las leyes actuales por otras que permitan que la democracia vuelva a ser el gobierno del pueblo, romper en mil pedazos el bipartidismo y demostrar que cualquier cambio es posible si así lo decide el pueblo soberano. ¡Qué lección para el mundo!
Por concretar, y sin ánimo de proponer sino de iluminar con algunos ejemplos el posible contenido de mi propuesta, pienso en personas como José Luis Sampedro o tantxs otrxs, a este tipo de gente me refiero siempre que estuvieran, claro, dispuestos a esta gloriosa pero brutal entrega y sus fuerzas, edad y salud se lo permitieran. Ahí sería nada: por una parte, nuestro movimiento asambleario interviniendo, en plenitud, en la movilización de los indignados de España entera, extendiéndose, actuando y consolidando desde la base la democracia real en la que los ciudadanos deciden su propio destino..., y, por otra, de su mano y siempre en su mano, una alternativa electoral honesta y limpia, precisa y de duración limitada, una comisión de notables comprometidos dispuesta a hacer realidad las modificaciones legales que acerquen la triste España de hoy a la feliz España que queremos construir entre todos. ¿No os parece tan hermosos como posible?
Podría seguir horas desarrollando los más mínimos detalles de esta idea, pero prefiero hoy dejarlo aquí, una vez descargada la bomba y cebado su espoleta: el inquietante ¿qué hacer? no era cambiar nada, sino añadir una nueva línea de trabajo a las que estamos desarrollando y dotarnos a la vez de un arma aterradora para nuestros enemigos y repleta de esperanzas para nuestros pueblos, a la que llamé la apertura roteña porque, de alguna manera, me recordaba que, en el juego del ajedrez, solo con la apertura se define la partida y roteña porque la fui dando vueltas en la Villa de Rota que es mía desde hace unos años, charlando con otros miembros de su entusiasta asamblea y dándole forma en mi mente en la playa, mirando al mar y con las rodillas hundidas en el Atlántico, que me lo ha recomendado el médico.
sábado, 6 de agosto de 2011
palabra de Julia
Me llega por vía segura este implacable testimonio de Giulia Tamayo, una observadora de Amnistía Internacional, acerca del brutal comportamiento policial en la noche del 4 de agosto. Mientras Rubalcaba sigue mintiendo, estos son los testimonios verídicos que hay que difundir.
Pedro,
Te pido que circules estas líneas que responden a mi deber ético elemental de dar testimonio sobre los abusos cometidos por las fuerzas de seguridad hoy 4 de agosto frente al Ministerio del Interior en Madrid. Lo hago desde mi condición de defensora de los derechos humanos cuyo ejercicio he buscado honrar en diferentes lugares del planeta. Lo ocurrido esta noche es un escándalo. Se ha tratado de un operativo de castigo contra manifestantes pacíficos e indefensos en el marco de una movilización ciudadana que viene recorriendo las calles de Madrid tras la ocupación policial de la Puerta del Sol con el impedimento de la libre circulación de las personas. Cabe anotar que desde la ocupación policial de la Puerta del Sol se venían requiriendo documentos de identidad selectivamente a jóvenes que respondieran al perfil que las fuerzas de seguridad se han hecho de "los indignados". Ello lo pude constatar presencialmente. Tras observar dicha práctica policial (deformación que tengo de investigadora de abusos de derechos humanos), pedí a los policías en uno de los casos que pude observar directamente que me respondieran por qué a dicho joven y no a otras personas les requerían documentos, a lo que respondieron con malas formas, exigiéndome finalmente a mí identificarme, además de advertirme de que mi pregunta era un delito. Uno de los policías ensayó como explicación que a algunos ya los tenían en la mira por haber participado en las marchas. Con toda la prudencia debida expresé que el ejercicio de un derecho constitucional no es un delito. Con la mayor paciencia del mundo procuré informarles que lo que pretendía era que no cometieran las Fuerzas de Seguridad un delito. Mi rol era de colaborar con el respeto al Estado de Derecho. Al parecer un mando recuperó la cordura y aunque nos obligó a todos a marcharnos, frenó la agresividad de sus subordinados. El día de hoy al medio día, estuve nuevamente en la Puerta del Sol y pude conversar con algunos policías. Observé su enorme desconocimiento de los derechos constitucionales y me ofrecí a aclararles algunos puntos. Alegaban que la constitución española debía sujetarse a no sé qué leyes (con rimbombancia decían que eran orgánicas) además de otras disposiciones de la administración. Respondí en el lenguaje mas pedagógico posible que era al revés. Anoté que no estaban obligados a acatar órdenes ilegales. Aunque sus rostros expresaban desconcierto ante mis palabras, ensayaron las respuestas mas insólitas como que el movimiento de los indignados era de izquierda radical. Desde luego, desconozco como función de la policía calificar y perseguir las ideas, sin embargo al parecer algunos policías no lo ven claro. Esta noche pude constatar qué tan lejos pueden llegar algunos policías cuando reciben órdenes de cargar contra manifestantes pacíficos. En la marcha que se detuvo ante el Ministerio del Interior habían además de jóvenes, un número apreciable de personas mayores y personas con niños. Acompaño dichas marchas no solo por convicciones personales respecto de su legitimidad, sino por carácter pacífico, en donde además puedo encontrar a muchos de mis alumnos universitarios a los que enseño las normas y mecanismos de los derechos humanos y de los que he aprendido enormemente. He tenido el privilegio de acompañar a esta generación de excepción que ha cristalizado un movimiento como el 15M. Nada mas ilusionante para mí que acompañar a jóvenes que se movilizan con medios legítimos para hacer los derechos humanos realidad. Nada me hacía presagiar que la policía cargaría haciendo uso de la fuerza en forma totalmente desproporcionada. Pese a que los manifestantes coreaban como forma de protección y autocontención colectiva "No a la Violencia" con las manos alzadas al cielo, al parecer la suerte ya estaba echada por parte de las Fuerzas de Seguridad. Al encontrarme en primera línea frente al despliegue policial procuré hacerles razonar con serenidad de que no emplearan la violencia. Les hice saber que habían niños pequeños y personas mayores, incluidas personas discapacitadas. Fue inútil, las palabras no funcionaban. Me dejaron parada hablando ante sus furgonetas mientras aporreaban de manera indiscriminada a todos los manifestantes. Portaban armas para disparar proyectiles de goma. A los que corrían los perseguían hasta alcanzarlos para darles palizas en el suelo. Impedían que los sanitarios atendieran a los heridos. Las cargas se sucedieron para crear terror. Un grupo residual que permanecimos próximos a la estación de Metro de Colón, vimos y sufrimos con impotencia una última carga con nuevas personas aporreadas y heridas. Si el descomunal despliegue de policías ya revestía manifiesta desproporción, la violencia ejercida contra los manifestantes solo puede ser calificada como una operación de castigo contra personas indefensas por el solo hecho de manifestarse. Quisiera creer que esto no está sucediendo en España pero me ha tocado ser testigo presencial y no puedo permanecer callada. Confío en que la sociedad española exija las responsabilidades que correspondan. Quien no quiera enterarse de estos hechos, los pretenda negar o encubrir falseando lo sucedido debe tener presente que en su opción está su penitencia. El abuso contra los derechos humanos de una sola persona es una amenaza contra todos. Las campanas doblan y no parece ser que lo hacen por la próxima visita.
Giulia Tamayo
Pedro,
Te pido que circules estas líneas que responden a mi deber ético elemental de dar testimonio sobre los abusos cometidos por las fuerzas de seguridad hoy 4 de agosto frente al Ministerio del Interior en Madrid. Lo hago desde mi condición de defensora de los derechos humanos cuyo ejercicio he buscado honrar en diferentes lugares del planeta. Lo ocurrido esta noche es un escándalo. Se ha tratado de un operativo de castigo contra manifestantes pacíficos e indefensos en el marco de una movilización ciudadana que viene recorriendo las calles de Madrid tras la ocupación policial de la Puerta del Sol con el impedimento de la libre circulación de las personas. Cabe anotar que desde la ocupación policial de la Puerta del Sol se venían requiriendo documentos de identidad selectivamente a jóvenes que respondieran al perfil que las fuerzas de seguridad se han hecho de "los indignados". Ello lo pude constatar presencialmente. Tras observar dicha práctica policial (deformación que tengo de investigadora de abusos de derechos humanos), pedí a los policías en uno de los casos que pude observar directamente que me respondieran por qué a dicho joven y no a otras personas les requerían documentos, a lo que respondieron con malas formas, exigiéndome finalmente a mí identificarme, además de advertirme de que mi pregunta era un delito. Uno de los policías ensayó como explicación que a algunos ya los tenían en la mira por haber participado en las marchas. Con toda la prudencia debida expresé que el ejercicio de un derecho constitucional no es un delito. Con la mayor paciencia del mundo procuré informarles que lo que pretendía era que no cometieran las Fuerzas de Seguridad un delito. Mi rol era de colaborar con el respeto al Estado de Derecho. Al parecer un mando recuperó la cordura y aunque nos obligó a todos a marcharnos, frenó la agresividad de sus subordinados. El día de hoy al medio día, estuve nuevamente en la Puerta del Sol y pude conversar con algunos policías. Observé su enorme desconocimiento de los derechos constitucionales y me ofrecí a aclararles algunos puntos. Alegaban que la constitución española debía sujetarse a no sé qué leyes (con rimbombancia decían que eran orgánicas) además de otras disposiciones de la administración. Respondí en el lenguaje mas pedagógico posible que era al revés. Anoté que no estaban obligados a acatar órdenes ilegales. Aunque sus rostros expresaban desconcierto ante mis palabras, ensayaron las respuestas mas insólitas como que el movimiento de los indignados era de izquierda radical. Desde luego, desconozco como función de la policía calificar y perseguir las ideas, sin embargo al parecer algunos policías no lo ven claro. Esta noche pude constatar qué tan lejos pueden llegar algunos policías cuando reciben órdenes de cargar contra manifestantes pacíficos. En la marcha que se detuvo ante el Ministerio del Interior habían además de jóvenes, un número apreciable de personas mayores y personas con niños. Acompaño dichas marchas no solo por convicciones personales respecto de su legitimidad, sino por carácter pacífico, en donde además puedo encontrar a muchos de mis alumnos universitarios a los que enseño las normas y mecanismos de los derechos humanos y de los que he aprendido enormemente. He tenido el privilegio de acompañar a esta generación de excepción que ha cristalizado un movimiento como el 15M. Nada mas ilusionante para mí que acompañar a jóvenes que se movilizan con medios legítimos para hacer los derechos humanos realidad. Nada me hacía presagiar que la policía cargaría haciendo uso de la fuerza en forma totalmente desproporcionada. Pese a que los manifestantes coreaban como forma de protección y autocontención colectiva "No a la Violencia" con las manos alzadas al cielo, al parecer la suerte ya estaba echada por parte de las Fuerzas de Seguridad. Al encontrarme en primera línea frente al despliegue policial procuré hacerles razonar con serenidad de que no emplearan la violencia. Les hice saber que habían niños pequeños y personas mayores, incluidas personas discapacitadas. Fue inútil, las palabras no funcionaban. Me dejaron parada hablando ante sus furgonetas mientras aporreaban de manera indiscriminada a todos los manifestantes. Portaban armas para disparar proyectiles de goma. A los que corrían los perseguían hasta alcanzarlos para darles palizas en el suelo. Impedían que los sanitarios atendieran a los heridos. Las cargas se sucedieron para crear terror. Un grupo residual que permanecimos próximos a la estación de Metro de Colón, vimos y sufrimos con impotencia una última carga con nuevas personas aporreadas y heridas. Si el descomunal despliegue de policías ya revestía manifiesta desproporción, la violencia ejercida contra los manifestantes solo puede ser calificada como una operación de castigo contra personas indefensas por el solo hecho de manifestarse. Quisiera creer que esto no está sucediendo en España pero me ha tocado ser testigo presencial y no puedo permanecer callada. Confío en que la sociedad española exija las responsabilidades que correspondan. Quien no quiera enterarse de estos hechos, los pretenda negar o encubrir falseando lo sucedido debe tener presente que en su opción está su penitencia. El abuso contra los derechos humanos de una sola persona es una amenaza contra todos. Las campanas doblan y no parece ser que lo hacen por la próxima visita.
Giulia Tamayo
lunes, 11 de julio de 2011
¿Consenso de mínimos u objetivos concretos para recuperar la dignidad?
Hay una gran contradicción en el movimiento 15M, o al menos yo así lo aprecio. De un lado, las necesidades de englobar en las decisiones asamblearias las opiniones de personas de tan diferentes concepciones, vivencias y visiones de la actualidad como las que conforman el movimiento, acaba por reducir el ámbito de los acuerdos hasta enunciados tan exageradamente ambiguos y tan generalistas que podrían ser asumidos, sin dificultades, por buena parte de los partidos a los que el propio movimiento denuncia. De otro lado, basta con ver los carteles y pulsar el ánimo de los movilizados para entender que, tras este movimiento, son legión los que atisban en esta lucha una manera de cambiar radicalmente el mundo en el que les ha tocado vivir. ¿Cómo se come esa contradicción? ¿Es coherente que los que luchan por cambiar el mundo caminen tras unas banderas de opciones tan estrechas? Si nuestros sueños no caben en sus urnas, ¿por qué tenemos que perseguir objetivos tan mínimos que apenas cambiarán nada?
No es el movimiento, me parece, ajeno a la existencia de esta contradicción. En su lucha diaria, desde los diferentes frentes ya sea de DRY, movimiento asambleario o spanishRevolution, se abordan y persiguen objetivos que superan en mucho las pacatas definiciones de mínimos hasta ahora alcanzadas. La lucha contra el Pacto del Euro los supera con creces. El pertinaz enfrentamiento con las ejecuciones hipotecarias, sin duda también. Ahí, sin duda, en ambas acciones, se ha impuesto la tarea de ir cambiando el mundo evitando lo que no nos gusta de él. Ese es, para mí, el camino.
Puestos a pensar en ello, me ha planteado desarrollar aquí una hipótesis de aspiraciones u objetivos que me parecen imprescindibles para empezar a recuperar la dignidad de personas y ciudadanos que nos han secuestrado, eso sí planteadas desde la misma perspectiva del movimiento. Ni siquiera entiendo esta hipótesis como una propuesta firme, sino como una profunda llamada a la reflexión en la que os pido participéis. En estos planteamientos no me represento, y eso con dificultades, más que a mí mismo. Siempre preguntándome algo. En este caso, ¿qué haría el 15M si se diera en España una situación como la reciente de Islandia? ¿Qué haríamos desde el poder, antes de diluirnos tras instaurar nuevas reglas del juego sobre la mesa para pasar a un vigilante y despierto segundo plano? ¿A qué aspiraramos con nuestra lucha diaria?
O, mejor aún, ¿cómo cristalizarían nuestros sueños al contacto con la realidad?
1.- Fin del saqueo a las arcas del Estado.
- Ni un euro para partidos políticos, sindicatos, fundaciones, eventos no estatales e Iglesia Católica. Que cada grupo se financie sus propias necesidades de gestión. Denuncia inmediata del Concordato. Desamortización de los bienes de la Iglesia Católica no estrictamente de culto.
- Reducción de la financiación de la familia real al 30% de lo estipulado en la actualidad hasta que confirme la Monarquía un referéndum específico.
- Desaparición de todos los privilegios y prebendas de senadores y diputados.
- Drástica reducción de los vehículos oficiales y las escoltas en Gobierno, CCAA y Ayuntamientos. Control público de su asignación y uso.
- Reforma en profundidad de las embajadas y delegaciones de España en el extranjero, tanto en alquileres como en personal adscrito hasta mínimos razonables.
- Auditoría independiente de la actuación del Senado desde 1978 en orden a la posible desaparición de la Cámara Alta. Sólo cargos electos en el Senado, mientras tanto.
2.- Transparencia en la política.
- Ley de Acceso a la Información Pública.
- Compromisos electorales de cada partido claros, públicos y vinculantes en Generales, Europeas, Autonómicas y Locales. Balance público antes del final de cada legislatura referido exclusivamente a dichos compromisos.
- Referéndums obligatorios para todas las medidas coyunturales de gobierno no contempladas en sus compromisos electorales que afecten gravemente al pueblo.
- Definición previa del concepto “afectar gravemente”.
- Segregación de cualquier cargo público que haya sido denunciado por prevaricación, cohecho o cualquier género de corrupción en cuanto la denuncia haya sido aceptada a trámite por un juez y hasta la sentencia final irrevocable.
- Plena independencia del poder judicial del ejecutivo. Ningún cargo judicial nombrado desde los Partidos. Control público del poder judicial mediante un organismo independiente.
- Desaparición de los Altos Cargos de libre designación en cualquier estamento del Poder..
- Control público de la tramitación y adjudicación de los grandes contratos del Estado.
- Depuración de la Magistratura de Jueces y funcionarios comprometidos con el franquismo. Supresión de la Audiencia Nacional.
- Exhumación y reconocimiento de los que fueron asesinados en y tras la Guerra Civil. Dignidad y respeto para su Memoria.
3.- Sustancial modificación de la Ley Electoral.
- El voto de cada español debe tener el mismo valor elija a quien elija y habite donde habite. Extinción de las leyes que modifican los resultados electorales. Igual número de votos eligen a un diputado en cualquier circunscripción electoral. Desaparición de los porcentajes de mínimos.
- Inmediata erradicación de la trabas (voto rogado) que suponen la imposibilidad real de ejercer su derecho al voto para 1,7 millones de españoles que viven en el extranjero.
4.- Medidas económicas.
- Reposición del impuesto sobre patrimonio.
- Recuperación de la Banca Pública.
- Denuncia pública y persecución judicial de quienes han evadido dinero a paraísos fiscales. Repatriación, impuestos devengados y multa superior al 30% del capital evadido.
- Prohibición a la Banca de que tenga filiales en paraísos fiscales. Las empresas que dispongan filiales en paraísos fiscales no podrán cotizar en Bolsa.
- Impuestos ordinarios sobre las transacciones financieras.
- Desaparición de las SICAV (consensuada en Europa) y, a corto plazo, endurecimiento de su tributación actual.
- Información acerca de cuáles son los bancos españoles que forman parte de los mercados financieros y cuáles son accionistas de las empresas privadas de evaluación de riesgos.
- Prohibición expresa a los bancos españoles de especular con las materias primas alimentarias.
- Moratoria en el pago de las hipotecas a las familias sin recursos mientras dure la crisis. Hasta que se legalice esta moratoria, dación de la vivienda en pago y extinción automática de la deuda hipotecaria.
Probablemente, no tendría ningún sentido plantearse una lucha por objetivos tan definidos y de tan diversa índole si no tuviera aparejada la modificación de la Ley de leyes, la Constitución española, poniendo en marcha lo que algunos denominan ya la Segunda Transición aunque, para otros entre los que me cuento, es la Transición de verdad la que queda por hacer.
Está claro que solo desde la perspectiva del "a dónde vamos" podremos encauzar, fortalecer y dirigir correctamente las acciones que nos caracterizan como movimiento popular. Tomar la calle ha sido y es el primer paso. Definir correctamente el ¿para qué?, ha de ser el segundo.
No es el movimiento, me parece, ajeno a la existencia de esta contradicción. En su lucha diaria, desde los diferentes frentes ya sea de DRY, movimiento asambleario o spanishRevolution, se abordan y persiguen objetivos que superan en mucho las pacatas definiciones de mínimos hasta ahora alcanzadas. La lucha contra el Pacto del Euro los supera con creces. El pertinaz enfrentamiento con las ejecuciones hipotecarias, sin duda también. Ahí, sin duda, en ambas acciones, se ha impuesto la tarea de ir cambiando el mundo evitando lo que no nos gusta de él. Ese es, para mí, el camino.
Puestos a pensar en ello, me ha planteado desarrollar aquí una hipótesis de aspiraciones u objetivos que me parecen imprescindibles para empezar a recuperar la dignidad de personas y ciudadanos que nos han secuestrado, eso sí planteadas desde la misma perspectiva del movimiento. Ni siquiera entiendo esta hipótesis como una propuesta firme, sino como una profunda llamada a la reflexión en la que os pido participéis. En estos planteamientos no me represento, y eso con dificultades, más que a mí mismo. Siempre preguntándome algo. En este caso, ¿qué haría el 15M si se diera en España una situación como la reciente de Islandia? ¿Qué haríamos desde el poder, antes de diluirnos tras instaurar nuevas reglas del juego sobre la mesa para pasar a un vigilante y despierto segundo plano? ¿A qué aspiraramos con nuestra lucha diaria?
O, mejor aún, ¿cómo cristalizarían nuestros sueños al contacto con la realidad?
1.- Fin del saqueo a las arcas del Estado.
- Ni un euro para partidos políticos, sindicatos, fundaciones, eventos no estatales e Iglesia Católica. Que cada grupo se financie sus propias necesidades de gestión. Denuncia inmediata del Concordato. Desamortización de los bienes de la Iglesia Católica no estrictamente de culto.
- Reducción de la financiación de la familia real al 30% de lo estipulado en la actualidad hasta que confirme la Monarquía un referéndum específico.
- Desaparición de todos los privilegios y prebendas de senadores y diputados.
- Drástica reducción de los vehículos oficiales y las escoltas en Gobierno, CCAA y Ayuntamientos. Control público de su asignación y uso.
- Reforma en profundidad de las embajadas y delegaciones de España en el extranjero, tanto en alquileres como en personal adscrito hasta mínimos razonables.
- Auditoría independiente de la actuación del Senado desde 1978 en orden a la posible desaparición de la Cámara Alta. Sólo cargos electos en el Senado, mientras tanto.
2.- Transparencia en la política.
- Ley de Acceso a la Información Pública.
- Compromisos electorales de cada partido claros, públicos y vinculantes en Generales, Europeas, Autonómicas y Locales. Balance público antes del final de cada legislatura referido exclusivamente a dichos compromisos.
- Referéndums obligatorios para todas las medidas coyunturales de gobierno no contempladas en sus compromisos electorales que afecten gravemente al pueblo.
- Definición previa del concepto “afectar gravemente”.
- Segregación de cualquier cargo público que haya sido denunciado por prevaricación, cohecho o cualquier género de corrupción en cuanto la denuncia haya sido aceptada a trámite por un juez y hasta la sentencia final irrevocable.
- Plena independencia del poder judicial del ejecutivo. Ningún cargo judicial nombrado desde los Partidos. Control público del poder judicial mediante un organismo independiente.
- Desaparición de los Altos Cargos de libre designación en cualquier estamento del Poder..
- Control público de la tramitación y adjudicación de los grandes contratos del Estado.
- Depuración de la Magistratura de Jueces y funcionarios comprometidos con el franquismo. Supresión de la Audiencia Nacional.
- Exhumación y reconocimiento de los que fueron asesinados en y tras la Guerra Civil. Dignidad y respeto para su Memoria.
3.- Sustancial modificación de la Ley Electoral.
- El voto de cada español debe tener el mismo valor elija a quien elija y habite donde habite. Extinción de las leyes que modifican los resultados electorales. Igual número de votos eligen a un diputado en cualquier circunscripción electoral. Desaparición de los porcentajes de mínimos.
- Inmediata erradicación de la trabas (voto rogado) que suponen la imposibilidad real de ejercer su derecho al voto para 1,7 millones de españoles que viven en el extranjero.
4.- Medidas económicas.
- Reposición del impuesto sobre patrimonio.
- Recuperación de la Banca Pública.
- Denuncia pública y persecución judicial de quienes han evadido dinero a paraísos fiscales. Repatriación, impuestos devengados y multa superior al 30% del capital evadido.
- Prohibición a la Banca de que tenga filiales en paraísos fiscales. Las empresas que dispongan filiales en paraísos fiscales no podrán cotizar en Bolsa.
- Impuestos ordinarios sobre las transacciones financieras.
- Desaparición de las SICAV (consensuada en Europa) y, a corto plazo, endurecimiento de su tributación actual.
- Información acerca de cuáles son los bancos españoles que forman parte de los mercados financieros y cuáles son accionistas de las empresas privadas de evaluación de riesgos.
- Prohibición expresa a los bancos españoles de especular con las materias primas alimentarias.
- Moratoria en el pago de las hipotecas a las familias sin recursos mientras dure la crisis. Hasta que se legalice esta moratoria, dación de la vivienda en pago y extinción automática de la deuda hipotecaria.
Probablemente, no tendría ningún sentido plantearse una lucha por objetivos tan definidos y de tan diversa índole si no tuviera aparejada la modificación de la Ley de leyes, la Constitución española, poniendo en marcha lo que algunos denominan ya la Segunda Transición aunque, para otros entre los que me cuento, es la Transición de verdad la que queda por hacer.
Está claro que solo desde la perspectiva del "a dónde vamos" podremos encauzar, fortalecer y dirigir correctamente las acciones que nos caracterizan como movimiento popular. Tomar la calle ha sido y es el primer paso. Definir correctamente el ¿para qué?, ha de ser el segundo.
sábado, 2 de julio de 2011
¿y la representatividad?
Mi viejo amigo Pepe Arrastia nos ha hecho llegar estas reflexiones acerca de la entrada anterior, que reproduzco de inmediato sin tocar una coma, leña para el fuego del debate y la hoguera de la reflexión en compañía, que es el alma pura de esta página. Agito mis manos con los brazos sobre mi cabeza en silencioso aplauso, copio y pego.
Me parece muy bien tu propuesta de coordinación de las asambleas. Sólo que en cuanto a la representación de delegados provenientes de las Asambleas de CCAA que tú sugieres de 27 (9x3) no se correspondería por un lado con el dato fijo la población de cada Comunidad. De La Rioja con poco más de 300.000 habitantes participarían 27 delegados en la AE igual que Madrid con caso 4millones y medio. Por otro lado, en unas localidades , provincias y comunidades, independientemente del censo de población, en unas pudiera haber muchas más asambleas y con mucha más asistencia que en otros lugares. Por lo que ceñir la coordinación a la configuración administrativa del Estado Español, puede no ser democráticamente justo.
No me he puesto a pensar profundamente cómo resolver esta cuestión. Ya sabemos que no son "diputados" o "cargos elegidos", sino meros instrumentos para llevar las opiniones de sus asambleas, pero qué duda cabe que en el desarrollo de las Asambleas de Comunidades y de la Estatal, se reformularían propuestas, se votaría en definitiva para consensuar o aprobar, surgirían temas que no podrían haber sido tratados antes en las AALL, por lo que los delegados-portavoces asumirían una responsabilidad más allá de la meramente transmisora o de coordinación, ante lo que la importancia de la representatividad en cuanto a la proporcionalidad ha de tenerse en cuenta. Por experiencia sabemos que un portavoz lo tiene crudo, por ejemplo en una negociación, si quiere limitarse estrictamente a expresar el sentir o mandato de la Asamblea que le ha delegado. "Sin pasarse", y por supuesto consensuadas entre los delegados de la Asamblea a la representan, deben tomar iniciativas propias.
Vete pensando en cómo hacer para evitar que, (pongamos un ejemplo imaginario), la Asamblea de Chipiona a la que suelen asistir cuando más 40 personas envíe 3 delegados a la Asamblea Gaditana, igual número que la Asamblea de Sanlúcar en la que la asistencia nunca baja de 200, y lo mismo que la de Jerez, localidad que tiene 6 asambleas de barrios muy numerosas. Además, ¿Cómo ocurriría en Jerez aplicando tu propuesta? ¿Jerez enviaría a la AG 3 delegados ó 9 (3x3)?
Tu propuesta está muy bien en cuanto que la representatividad porque sigue un criterio simple y fácil de aplicar y comprender, aunque ya te he expuesto de lo que adolece, según mi punto de vista. Pero elaborar un sistema que con la pretensión de hacerlo exhaustivo en cuanto a representatividad democrática fuere demasiado complejo tampoco sería aconsejable. Busquemos ese preciado "término medio".
Me parece muy bien tu propuesta de coordinación de las asambleas. Sólo que en cuanto a la representación de delegados provenientes de las Asambleas de CCAA que tú sugieres de 27 (9x3) no se correspondería por un lado con el dato fijo la población de cada Comunidad. De La Rioja con poco más de 300.000 habitantes participarían 27 delegados en la AE igual que Madrid con caso 4millones y medio. Por otro lado, en unas localidades , provincias y comunidades, independientemente del censo de población, en unas pudiera haber muchas más asambleas y con mucha más asistencia que en otros lugares. Por lo que ceñir la coordinación a la configuración administrativa del Estado Español, puede no ser democráticamente justo.
No me he puesto a pensar profundamente cómo resolver esta cuestión. Ya sabemos que no son "diputados" o "cargos elegidos", sino meros instrumentos para llevar las opiniones de sus asambleas, pero qué duda cabe que en el desarrollo de las Asambleas de Comunidades y de la Estatal, se reformularían propuestas, se votaría en definitiva para consensuar o aprobar, surgirían temas que no podrían haber sido tratados antes en las AALL, por lo que los delegados-portavoces asumirían una responsabilidad más allá de la meramente transmisora o de coordinación, ante lo que la importancia de la representatividad en cuanto a la proporcionalidad ha de tenerse en cuenta. Por experiencia sabemos que un portavoz lo tiene crudo, por ejemplo en una negociación, si quiere limitarse estrictamente a expresar el sentir o mandato de la Asamblea que le ha delegado. "Sin pasarse", y por supuesto consensuadas entre los delegados de la Asamblea a la representan, deben tomar iniciativas propias.
Vete pensando en cómo hacer para evitar que, (pongamos un ejemplo imaginario), la Asamblea de Chipiona a la que suelen asistir cuando más 40 personas envíe 3 delegados a la Asamblea Gaditana, igual número que la Asamblea de Sanlúcar en la que la asistencia nunca baja de 200, y lo mismo que la de Jerez, localidad que tiene 6 asambleas de barrios muy numerosas. Además, ¿Cómo ocurriría en Jerez aplicando tu propuesta? ¿Jerez enviaría a la AG 3 delegados ó 9 (3x3)?
Tu propuesta está muy bien en cuanto que la representatividad porque sigue un criterio simple y fácil de aplicar y comprender, aunque ya te he expuesto de lo que adolece, según mi punto de vista. Pero elaborar un sistema que con la pretensión de hacerlo exhaustivo en cuanto a representatividad democrática fuere demasiado complejo tampoco sería aconsejable. Busquemos ese preciado "término medio".
jueves, 30 de junio de 2011
sobre la organización de las asambleas
De entre tantos retos que tenemos por delante, el primero de todos es organizarnos mejor, es decir organizar el movimiento asambleario sin perder ni la horizontalidad ni la ausencia de liderazgos. Aunque no es la parte más jugosa del pastel, empecemos por los sistemas de organización para aclararnos y luego profundizarmos en los contenidos y las formas.
Actualmente, de forma "natural", se han segregado dos centros, Madrid y Barcelona, que están funcionando en la práctica como ejes radiales del movimiento. Y lo cierto es que ni es ni debe ser así. Madrid deberá representar a los ciudadanos de Madrid, y Barna a los suyos (ni siquiera a Cataluña, puesto que no es una comunidad autónoma uniprovincial como Madrid), en pie de igualdad con las demás.
Si damos por buena la distribución administrativa actual del Estado, con la que estoy de acuerdo, lo suyo sería que hubiera una Asamblea de Andalucía, una Asamblea de Extremadura..., y así hasta diecisiete más dos ciudades autónomas. Que yo propongo que confluyan en una Asamblea Estatal (en adelante, AE), tan solo para los casos de propuestas o acciones de ese ámbito.
Por ponerlo fácil, podré un ejemplo con melones: lo que yo propongo es que los melones de Rota nos coordinemos con los del Puerto, Sanlúcar, Puerto Real, Chipiona, Cádiz capital... en una Asamblea Gaditana. Melones gaditanos unidos. Que lo mismo hagan en el resto de las provincias andaluzas y tanto melón junto, formen el melonar de la AAndaluza, que, esa sí, coordinará en pie de igualdad con las del resto de las CCAA en una Asamblea Estatal.
¿Voy bien? Pues ahora, al meollo, que son los contenidos y las formas.
Partiendo de la base que cada asamblea es autónoma e independiente, solo pueden existir dos géneros de contenidos a compartir por las asambleas, que son la información y las propuestas locales referidas a un ámbito superior (aquellas que afecten a la provincia, a la CCAA o al Estado). Entre muchos paréntesis, la verdad es que existe otro género de coordinación, la que se da entre las comisiones de trabajo específicas de las distintas asambleas, pero de eso hablaremos otro día. Prosigamos con los dos tipos de contenidos que es aceptable que intercambien las asambleas. La información, que mejora cada día, está asegurada (+ o -) por la red cibernética que se ha creado y, en su momento, por la eficiente evolución de la red n-1. Por ella fluyen ya ahora mismo miles de comunicaciones de unos para todos y de unos para otros. Debería crecer y multiplicarse para conseguir que esas posibilidades de intercambio de información fueran mejores y plenamente generales (es decir, que estén en red todas las Asambleas Locales), y me consta que hay gente trabajando duramente en ello. Así que, en resumen, el intercambio de información entre Asambleas Locales (en adelante, ALs) debe seguir basándose en el desarrollo de las metodologías existentes, que ya son plenamente horizontales al no ser radiales.
Quedan, pues, las propuestas de ámbito superior emanadas de las ALs. ¿Qué hacemos en Rota si se nos ocurre que todas las asambleas de Cádiz deberíamos elaborar juntas una posición común frente, (por ejemplo) al brutal incremento del cáncer en nuestra provincia? A mi entender, deberíamos primero comunicarnos con los demás melones de la provincia y plantearles el tema por los canales ordinarios, que habría que perfeccionar, para que cada AL lo discuta y elabore y desarrolle, a partir del texto base consensuado que Rota les remitió. ¿Que no les interesa a la mayoría?, se acabó la propuesta, muerta del propio cáncer. ¿Que sí les interesa? Ahí está el quid de la cuestión. ¿Cómo coordinar esa posición común? Lo que propongo es que, tras las discusiones en las ALs en la que se alcancen unas conclusiones y se propongan unas acciones, debería convocarse y reunirse la Asamblea Gaditana en la que X delegados (yo planteo un mínimo de 3) de cada una se encarguen de poner en claro y explicar a las demás, si hace falta, las decisiones y propuestas a la que su Asamblea ha llegado respecto al tema, buscando en conjunto con los demás la manera de alcanzar consensos concretos (en conceptos y acciones) de cara a conformar con ellas una propuesta gaditana que represente fielmente las posiciones de las AL allí representadas. No insistiré en que los delegados no son más que una herramienta ni en que deben acordar las formas de alcanzar decisiones colectivas (mayoría simple, consenso, mayoría previamente acordada...) porque es de cajón. Igual que, tras confirmar el acta de lo hablado y decidido, ésta deberá ser aprobada de nuevo en cada AL para seguir adelante.
Pero, ¿y si la propuesta fuera de ámbito autonómico o nacional? El primer paso sería el mismo. Melones gaditanos. Si consensúan una posición, ¿quién la lleva a la AAndaluza? Ahí es donde, para cada caso concreto, la AG debería nombrar, de entre los presentes, al menos 9 (3x3) delegados encargados de acudir a desarrollar su propuesta a la AA (ojo, elegidos en la propia AG por los criterios de idoneidad y empatía con el sentir general respecto al tema que se haya tratado y sin respetar para nada que tengan que ser del mismo pueblo). Si el ámbito fuera estatal y hubiera consenso en la Andaluza, a la AE deberían ir (yo dixit) al menos 27 (9x3) delegados que podrían representar en su delegación toda la riqueza de matices (en su caso) del acuerdo alcanzado. Nunca deberían ser, lo doy por hecho, las mismas personas las delegadas por cada AL para cada propuesta concreta. Está claro que los factores de representatividad (x3, x2, x4...) podrían siempre revisarse en función de la operatividad o la eficacia, y también de la importancia del tema propuesto, posiblemente.
Lo importante es discernir que la organización actual está coja al ser radial y no igualitaria y valorar si esta propuesta contribuye a organizarnos mejor o no.
Actualmente, de forma "natural", se han segregado dos centros, Madrid y Barcelona, que están funcionando en la práctica como ejes radiales del movimiento. Y lo cierto es que ni es ni debe ser así. Madrid deberá representar a los ciudadanos de Madrid, y Barna a los suyos (ni siquiera a Cataluña, puesto que no es una comunidad autónoma uniprovincial como Madrid), en pie de igualdad con las demás.
Si damos por buena la distribución administrativa actual del Estado, con la que estoy de acuerdo, lo suyo sería que hubiera una Asamblea de Andalucía, una Asamblea de Extremadura..., y así hasta diecisiete más dos ciudades autónomas. Que yo propongo que confluyan en una Asamblea Estatal (en adelante, AE), tan solo para los casos de propuestas o acciones de ese ámbito.
Por ponerlo fácil, podré un ejemplo con melones: lo que yo propongo es que los melones de Rota nos coordinemos con los del Puerto, Sanlúcar, Puerto Real, Chipiona, Cádiz capital... en una Asamblea Gaditana. Melones gaditanos unidos. Que lo mismo hagan en el resto de las provincias andaluzas y tanto melón junto, formen el melonar de la AAndaluza, que, esa sí, coordinará en pie de igualdad con las del resto de las CCAA en una Asamblea Estatal.
¿Voy bien? Pues ahora, al meollo, que son los contenidos y las formas.
Partiendo de la base que cada asamblea es autónoma e independiente, solo pueden existir dos géneros de contenidos a compartir por las asambleas, que son la información y las propuestas locales referidas a un ámbito superior (aquellas que afecten a la provincia, a la CCAA o al Estado). Entre muchos paréntesis, la verdad es que existe otro género de coordinación, la que se da entre las comisiones de trabajo específicas de las distintas asambleas, pero de eso hablaremos otro día. Prosigamos con los dos tipos de contenidos que es aceptable que intercambien las asambleas. La información, que mejora cada día, está asegurada (+ o -) por la red cibernética que se ha creado y, en su momento, por la eficiente evolución de la red n-1. Por ella fluyen ya ahora mismo miles de comunicaciones de unos para todos y de unos para otros. Debería crecer y multiplicarse para conseguir que esas posibilidades de intercambio de información fueran mejores y plenamente generales (es decir, que estén en red todas las Asambleas Locales), y me consta que hay gente trabajando duramente en ello. Así que, en resumen, el intercambio de información entre Asambleas Locales (en adelante, ALs) debe seguir basándose en el desarrollo de las metodologías existentes, que ya son plenamente horizontales al no ser radiales.
Quedan, pues, las propuestas de ámbito superior emanadas de las ALs. ¿Qué hacemos en Rota si se nos ocurre que todas las asambleas de Cádiz deberíamos elaborar juntas una posición común frente, (por ejemplo) al brutal incremento del cáncer en nuestra provincia? A mi entender, deberíamos primero comunicarnos con los demás melones de la provincia y plantearles el tema por los canales ordinarios, que habría que perfeccionar, para que cada AL lo discuta y elabore y desarrolle, a partir del texto base consensuado que Rota les remitió. ¿Que no les interesa a la mayoría?, se acabó la propuesta, muerta del propio cáncer. ¿Que sí les interesa? Ahí está el quid de la cuestión. ¿Cómo coordinar esa posición común? Lo que propongo es que, tras las discusiones en las ALs en la que se alcancen unas conclusiones y se propongan unas acciones, debería convocarse y reunirse la Asamblea Gaditana en la que X delegados (yo planteo un mínimo de 3) de cada una se encarguen de poner en claro y explicar a las demás, si hace falta, las decisiones y propuestas a la que su Asamblea ha llegado respecto al tema, buscando en conjunto con los demás la manera de alcanzar consensos concretos (en conceptos y acciones) de cara a conformar con ellas una propuesta gaditana que represente fielmente las posiciones de las AL allí representadas. No insistiré en que los delegados no son más que una herramienta ni en que deben acordar las formas de alcanzar decisiones colectivas (mayoría simple, consenso, mayoría previamente acordada...) porque es de cajón. Igual que, tras confirmar el acta de lo hablado y decidido, ésta deberá ser aprobada de nuevo en cada AL para seguir adelante.
Pero, ¿y si la propuesta fuera de ámbito autonómico o nacional? El primer paso sería el mismo. Melones gaditanos. Si consensúan una posición, ¿quién la lleva a la AAndaluza? Ahí es donde, para cada caso concreto, la AG debería nombrar, de entre los presentes, al menos 9 (3x3) delegados encargados de acudir a desarrollar su propuesta a la AA (ojo, elegidos en la propia AG por los criterios de idoneidad y empatía con el sentir general respecto al tema que se haya tratado y sin respetar para nada que tengan que ser del mismo pueblo). Si el ámbito fuera estatal y hubiera consenso en la Andaluza, a la AE deberían ir (yo dixit) al menos 27 (9x3) delegados que podrían representar en su delegación toda la riqueza de matices (en su caso) del acuerdo alcanzado. Nunca deberían ser, lo doy por hecho, las mismas personas las delegadas por cada AL para cada propuesta concreta. Está claro que los factores de representatividad (x3, x2, x4...) podrían siempre revisarse en función de la operatividad o la eficacia, y también de la importancia del tema propuesto, posiblemente.
Lo importante es discernir que la organización actual está coja al ser radial y no igualitaria y valorar si esta propuesta contribuye a organizarnos mejor o no.
martes, 28 de junio de 2011
se abre la sesión
Me toca, por ser de ley, inaugurar este pantano. Si no, no haberlo construido, que diría aquél. Solo sea para confesar que he pecado y peco de moderado optimismo cada vez que me sumerjo en los entresijos del movimiento 15M y que abro las orejas y los ojos de mirarlo todo con intensidad creciente con el fin de aprender la lección que nos están dando la antes llamada juventud sin, y más antes aún los jasp (jóvenes aunque suficientemente preparados). Leo y escucho, y disfruto, pero también pienso. Y de pensar va la cosa, en definitiva, en esta nueva página. De pensar en voz alta. De soñar, si os cabe, en público.
De pensar deprisa, que los que somos casi viejos sabemos (o creemos saber) que el tren de la Historia no pasa dos veces, como el cartero, y que jamás se detiene a esperar a nadie. Nunca hubiéramos soñado una situación popular como ésta. Ni en las orgías más oníricas habremos imaginado tanta gente indignada y resuelta en la calle, ni menos aún los arrasadores datos de Metroscopia a cinco semanas de la toma de la calle por este movimiento popular encabezado por esos jóvenes invisibles hasta entonces. Ahora, que la situación se ha dado, conviene poner las neuronas a trabajar, que es para lo que me he planteado esta página. Y conviene no dejarlo para mañana, hoy por hoy. No está la cosa para diletancias de ningún tipo, ni para sexar a los ángeles, sino para arrimar el hombro y aportar cada uno lo que sepa, o lo que crea que sabe, o lo que pueda.
Aportar, pensar, criticar, estudiar, plantear, modificar, edificar, proponer, pulsar, averiguar..., todo menos suplantar. El movimiento está desarrollando más y mejor que nunca una estructura asamblearia, horizontal y eficaz que me da una envidia espantosa, pero esta envidia no es óbice para que crea que hay que ocupar su lugar, o dirigir su marcha. Ni podemos ni, por otra parte y con razón, ellos nos lo permitirían. Pero es que, además, no queremos. Solo, si acaso, lo que querríamos hacer desde aquí, al menos tal es mi intención y espero que la tuya si participas en esta página, es colaborar, discutir, argumentar y, desde luego, dar que pensar. Para esto son estos papeles. Papeles para pensar.
NOTA.- Si además de enviar comentarios, cuando os apetezca, alguno desea remitir algún texto para publicar aquí, lo haga a anto230@gmail.com
De pensar deprisa, que los que somos casi viejos sabemos (o creemos saber) que el tren de la Historia no pasa dos veces, como el cartero, y que jamás se detiene a esperar a nadie. Nunca hubiéramos soñado una situación popular como ésta. Ni en las orgías más oníricas habremos imaginado tanta gente indignada y resuelta en la calle, ni menos aún los arrasadores datos de Metroscopia a cinco semanas de la toma de la calle por este movimiento popular encabezado por esos jóvenes invisibles hasta entonces. Ahora, que la situación se ha dado, conviene poner las neuronas a trabajar, que es para lo que me he planteado esta página. Y conviene no dejarlo para mañana, hoy por hoy. No está la cosa para diletancias de ningún tipo, ni para sexar a los ángeles, sino para arrimar el hombro y aportar cada uno lo que sepa, o lo que crea que sabe, o lo que pueda.
Aportar, pensar, criticar, estudiar, plantear, modificar, edificar, proponer, pulsar, averiguar..., todo menos suplantar. El movimiento está desarrollando más y mejor que nunca una estructura asamblearia, horizontal y eficaz que me da una envidia espantosa, pero esta envidia no es óbice para que crea que hay que ocupar su lugar, o dirigir su marcha. Ni podemos ni, por otra parte y con razón, ellos nos lo permitirían. Pero es que, además, no queremos. Solo, si acaso, lo que querríamos hacer desde aquí, al menos tal es mi intención y espero que la tuya si participas en esta página, es colaborar, discutir, argumentar y, desde luego, dar que pensar. Para esto son estos papeles. Papeles para pensar.
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